Después de Morena, Xalapa tiene todo… por hacer

Después de Morena, Xalapa tiene todo… por hacer

Reynaldo Escobar

La contienda política está próxima a terminar, puesto que el día 6 de junio por la noche se habrán de conocer los cómputos municipales y el PREP, si no sucede algún contratiempo como el que ocurrió el primer domingo de julio de 1988, cuando el entonces secretario de Gobernación Manuel Bartlett Díaz, hizo pública la falla en el sistema de cómputo nacional y por ende, la ineficacia del PREP, con los resultados de todos conocidos.

En los 212 municipios veracruzanos la efervescencia sube y la presión entre los contendientes arrecia, porque nadie participa en una elección con la idea de perder, sino por el contrario, desde el momento que los candidatos se registran ante el órgano electoral la idea que prevalece entre quienes encabezan las planillas y sus seguidores es la del triunfo, que en nada se compara con un empate técnico o con un segundo o tercer lugar.

El personaje que pretende ser alcalde de la ciudad donde nació, para gobernarla y administrar con eficiencia y honestidad sus recursos, lleva en mente el propósito de mejorar las condiciones de sus coterráneos; solo así pasará a la historia de su terruño el presidente municipal que haga posible la consecución del bien común, para elevar el nivel de vida de sus habitantes.

Para alcanzar el triunfo y gobernar un pueblo, hay que saber gobernarse a sí mismo (Confusio), pero además la disputa mediante elecciones que deberán celebrarse cada cuatro años para elegir a los integrantes del Cabildo, implica conocer la historia de la municipalidad y su geografía física y humana, a fin de aprovechar los recursos con que la naturaleza y la mano del hombre han dotado a esa localidad.

Los políticos irresponsables y faltos de credibilidad acostumbran lograr sus metas a base de mentiras, olvidándose de que en caso de una mala gestión, los gobernados lo recordarán como un mentiroso, sofista y defraudador de su pueblo.

Los alcaldes de ayer, de hoy y aquellos que resulten de la elección del 6 de junio, jamás olvidarán: “El cargo dura cuatro años, la vergüenza toda la vida”.

En los 212 municipios la efervescencia sube y la presión arrecia, porque nadie participa en una elección con la idea de perder.

Declinaciones de facto que suman

La legislación electoral que regula el periodo de campaña en cada proceso local o federal, establece que durante tres días anteriores al de la jornada de votación (6 de junio), deberá suspenderse todo acto de proselitismo, que implique orientar al votante para favorecer a cualquiera de los participantes.

En caso de incumplimiento de dicha prohibición, las consecuencias son tan graves que pueden dar lugar a la cancelación del registro del aspirante, la aplicación de sanciones económicas y en la hipótesis de que se incurra en una conducta delictiva, la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade) podría iniciar una carpeta de investigación y consignar ante juez competente al imputado, que pudiera ser privado de su libertad por considerarse a los delitos electorales como graves.

De la decena de aspirantes a la alcaldía de la capital veracruzana, a estas fechas han comenzado a “tirar la toalla” por lo menos cinco personajes que no habían tenido la experiencia de participar en otro proceso electoral, ni habían considerado el desgaste físico, económico y familiar que implica aceptar la candidatura para gobernar la capital del estado de Veracruz.

Si de por sí la pandemia, la crisis económica y la inseguridad han agobiado a todos los mexicanos, más aún a quienes su novatez en el quehacer político los ha llevado a la graciosa huida, en vez de seguir luchando hasta el final y cerrar la campaña con una apasionada entrega.

En los corrillos de cafés, principalmente en redes sociales, ya se habla del retiro voluntario de unos y la declinación de otros para inducir el voto en favor de aquel candidato que aparece en encuestas con mejores posibilidades para triunfar.

En tanto no exista en la legislación electoral la figura de la “declinación”, que permita sumar los votos que aparezcan en las boletas electorales cruzando el nombre o partido político de quien declina, no se podrán sumar esos votos al beneficiario favorecido por la declinación.

Lo que sucedería en la hipótesis de la declinación, equivaldría a convencer a los seguidores del que se retira de la contienda para que en la secrecía de la casilla y en ejercicio de la libertad del votante, el sufragio pueda favorecer al candidato recomendado.

El refrán popular que dice: “caballo que alcanza, gana”, es aplicable a lo que acontece actualmente, en donde de menos a más se ha consolidado la popularidad entre los xalapeños de David Velasco Chedraui y la aceptación de sus propuestas para gobernar la Atenas Veracruzana como candidato de la alianza PRI-PAN-PRD.

Por sus atributos personales, conocimientos y experiencia, David ha rebasado al más pintado de los otros aspirantes, por lo que en los próximos días seguramente habrá declinaciones de aquellos que con honestidad y consciencia vean en David al más idóneo para que los nacidos en la Ciudad de las Flores recuperemos Xalapa y volvamos a depositar la confianza en las autoridades municipales.