El espacio poético de Ely Núñez

JOSEFA MURILLO, poeta veracruzana nacida en Tlacotalpan

JOSEFA MURILLO. Nació en una casa que se encontraba cerca del río papaloapan, en San Cristóbal de Tlacotalpan, en Veracruz, el 20 de febrero de 1860. Fue hija del matrimonio formado por Don Mariano Murillo y Doña Manuela Carlín, siendo la segunda de ocho hermanos.

Sus primeros estudios los cursó con sus tías Cruz y Laura, hermanas de su madre, y que en ese entonces eran maestras de una escuela local. Se dice que Josefa faltaba mucho a clase a consecuencia del asma que padecía, aunque su gran deseo de aprender idiomas era tanto que a base de esfuerzo propio lo logró, aprendiendo inglés, francés y latín con los libros de la biblioteca de su padre.

Con menos de diez años le escribió una carta al presidente Benito Juárez para ver si era posible que este le diera su apoyo para estudiar en la ciudad de México la carrera de Ciencias y Letras, sin embargo, su iniciativa fue truncada cuando sus tías encontraron su carta y esta fue destruida. A pesar de estos inconvenientes, su cariño al estudio era tal que leía todo lo que le llegaba a sus manos, llegando muchas veces a sacar libros de la biblioteca de su padre sin el consentimiento de él.

Josefa tuvo el infortunio de un amor trágico, estando muy enamorada y con los sueños de juventud en lo más alto, su corazón recibió la más cruel herida al sufrir la muerte de su joven amado. Desde ese instante, nace la gran poetisa que le canta al amor y al dolor, y la expresión de los sentimientos humanos y la naturaleza se mezclan en las bellas imágenes reflejadas en sus versos, desarrollados con una lírica muy sencilla, llena de belleza y que manifiestan en su expresión un gran carácter estético.

La imagen de Josefa Murillo ha permanecido reflejada en los bellos paisajes de Tlacotalpan a lo largo del tiempo, y al viento aun parece sentirse el susurro de las voces de quienes la admiraron y con gran devoción la bautizaron como “La alondra del Papaloapan”.

CONTRASTE

Sobre los troncos de las encinas

paran un punto las golondrinas

y alegres notas al viento dan:

¿Por qué así cantan? ¿Qué gozo tienen?

Es porque saben de dónde vienen

y a dónde van.

En este viaje que llaman vida,

cansado el pecho y el alma herida,

tristes cantares al viento doy:

¿Por qué así sufro? ¿Qué penas tengo?

Es porque ignoro de dónde vengo

y a dónde voy.

ÍNTIMAS

Yo valgo más que tú, yo pulo el verso

y sé cantar en la florida aurora

y en la noche callada la sonora

palabra de verdad, el universo.

Me fue la vida cual puñal perverso

que se clavó en mi carne gemidora,

me fue la joven ilusión traidora

y amé tu nada. Y en el espejo terso

del lago del ensueño al resquebrarse

cortó en mi pecho la profunda veta

de la razón, que tarda ya en cerrarse.

¡Oh, vida! Deja que descanse quieta,

que la mujer por la que va a extenuarse

no es digna de los sueños de un poeta.

LA OLA

Recuerda el tiempo que en la playa sola,

al ver la ola

que alumbraba el sol,

tú me dijiste que la mar un día

se acabaría

antes que tu amor.

Hoy que te busco por la playa sola,

no está la ola

que alumbraba el sol;

las olas mueren y tu amor no existe;

¡qué mal supiste

comparar tu amor!