Cesare Pavese, el oficio de sufrir

  • Sin duda, fue una de las grandes figuras literarias e intelectuales de la primera mitad del siglo XX

Manuel de la Fuente

Sin duda, fue una de las grandes figuras literarias e intelectuales de la primera mitad del siglo XX. Cesare Pavese, de cuyo suicidio se cumplieron 65 años, fue novelista, poeta y crítico.

Su obra cumbre, su diario autobiográfico «El oficio de vivir», puede considerarse una de las más certeras obras de los últimos cien años para entender los sinvivires y las anguistias, los sueños y las pesadillas del hombre contemporáneo.

Pavese, licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Turín, se inició en el mundo literario como traductor de autores norteamericanos como Sherwood Anderson, Gertrude Stein, John Steinbeck y Ernest Hemingway, a la vez que empezaba a desarrollar una importante labor como crítico literario, labor que desarrollaría dutrante toda su vida a un nivel repleto de excelencia y sagaces comentarios.

Eran los años treinta, el joven Pavese, nacido el 9 de septiembre de 1908, en unión de Giulio Einaudi y su amigo Leone Ginzburg, compañero del colegio, ponen en marcha la editorial Einaudi, que será una referencia de la cultura europea en los próximos decenios. En 1935, será detenido por el régimen fascista de Mussolini, debido a sus escritos contra el régimen.

En 1936, publica un magnífico poemario, «Trabajar cansa» (1936), pero cuando es llamado a filas decide refugiarse en casa de su hermana. Durante la Segunda Guerra Mundial, mientras muchos de sus compañeros deciden alistarse en la Resistencia, él apenas se compromete, lo que le amargaría durante toda su vida, ya que muchos de sus compañeros morirían en combate o asesinados por los nazis. Eso, unido al trauma de la temprana muerte de su padre, cuando Cesare Pavese tan sólo tenía seis años, y sus infructuuosas relaciones con las mujeres (amores no correspondidos) y su desánimo depresivo de por vida le llevarían al suicido en un hotel turinés el 27 de agosto de 1950.

Pasados ya sesenta y cinco años de su trágica y desoladora muerte ya se puede mirar su obra literaria, que sobre todo en el terreno narrativo, puede que haya quedado un tanto anticuada. Enjaezada en el neorrealismo, sus novelas no siguen tan en pie como los clásicos cinematográficos de ese estilo, como «El Ladrón de bicicletas», de De Sica, «Roma, ciudad abierta», de Rossellini, «Arroz amargo», de De Santis, o «Rocco y sus hermanos», de Viscotini. Sin embargo, su obra poética, circunscrita tan sólo a dos libros, «Trabajar cansa» y «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos», es extraordinaria, y en concreto, el poema que da título al segundo libro citado es uno de los más conmovedores de la poesía.

Escribió Pavese: «Uno no se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestro desamparo, la nada».