“La esperanza es motor en la vida”

VIVIR CON ESPERANZA

Por Jacinto Rojas Ramos

“La esperanza es motor en la vida”

La esperanza es el motor que nos da fuerza y optimismo para luchar cada día, es el estímulo que nos hace perseverar para conseguir cualquier tipo de objetivo en nuestra vida. Si las personas trabajan, luchan y se esfuerzan es por la esperanza de conseguir algún fin. Por eso, podemos decir que la esperanza es el motor de nuestra existencia. Es el deseo firme de que aquello que queremos se puede conseguir. Por lo tanto, cuando tenemos esperanza estamos en condición de luchar para conseguir nuestros objetivos y nuestros deseos. Las personas que tienen una actitud positiva ante la vida suelen ser más activas y emprendedoras ya que esperan que su esfuerzo vaya a ser recompensado. La desesperanza sería el concepto contrario a la esperanza. Una de las características de las personas que entran en una depresión es la falta de esperanza, esto explica que estas personas se vuelvan pasivas y desganadas, no tienen motivación para hacer cualquier trabajo o actividad, les falta ese motor porque han perdido la esperanza.

En situaciones difíciles como la pérdida de un ser querido, la esperanza y la fe surge como un recurso que tiene el ser humano para poder levantarse y continuar hacia adelante. También nos ayuda a poder soportar los reveses que nos da la vida, si no existiese esta virtud del ser humano ante estas situaciones nos hundiríamos sin remedio. Las expectativas en un futuro mejor tienen una función terapéutica y nos ayudan a sobreponernos de estas situaciones. En estos casos, la esperanza está muy relacionada con el coraje, es eso que nos da la fuerza suficiente para afrontar las situaciones más difíciles.

Cada vez hay más científicos que consideran que la esperanza ejerce una gran influencia en la salud. Una actitud positiva y esperanzada para afrontar algunas enfermedades puede ayudar a paliarlas. Aunque sabemos que la causa y el desarrollo de la mayoría de las enfermedades tienen un componente estrictamente fisiológico, también la experiencia nos ha mostrado muchos casos en los que las «ganas de vivir» han prolongado increíblemente la vida y la calidad de vida, de algunos pacientes y contribuido a ralentizar el avance de la enfermedad. Por el contrario, también es frecuente el caso de personas ancianas que pierden las ganas de vivir por alguna razón, generalmente por el fallecimiento de sus parejas empeorando drásticamente en su salud, llegando a morir en un corto periodo de tiempo.

La esperanza es un concepto que ha atraído la atención de pensadores y filósofos desde hace mucho tiempo. Es un concepto con un claro valor positivo, pero también hay opiniones que advierten que no podemos fiar todas nuestras acciones a ella. Platón tenía un concepto algo negativo de la esperanza, ya que la consideraba como “una insensata consejera”. Benjamín Franklin, decía que “el hombre que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre”. Pero la mayoría de los filósofos destacan su valor y su importancia, mientras que Nietzsche la considera el “mayor estimulante vital”, Tales de Mileto decía que es “el único bien que conservan las personas que lo han perdido todo”. Aristóteles la definía como “el sueño del hombre despierto”. Los puntos de vista negativos nos advierten de que no debemos esperar imposibles ni tener expectativas sobre cosas que no sean razonables.

La esperanza nos hace comprender que ante situaciones negativas buscar las soluciones, los apoyos y ayudas necesarias para estar lo mejor posible, no hacer una tormenta en un vaso de agua, ni hacer uso del remedio del “hago como que no me doy cuenta”. Recuerde ninguna situación se resuelve sola. Busque ayuda y manos a la obra.

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