Calaveras Garbanceras

  • Las escribía José Guadalupe Posadas hacia 1913, eran con el propósito de burlarse de la gente que adoptaba una forma de vida distinta a la suya, particularmente a la usanza española

LAS CALAVERAS SON versos festivos

Las calaveras garbanceras y sandungueras que escribía José Guadalupe Posadas hacia 1913, eran con el propósito de burlarse de la gente que adoptaba una forma de vida distinta a la suya, particularmente a la usanza española, donde demeritaban la costumbre de comer frijoles por “tragar” garbanzo y renunciar así a la raíz mexicana.

Las calaveras literarias son propias de la cultura mexicana y semejan un epitafio o epigrama hecho con motivo del Día de Muertos, en otras palabras, es una breve composición poética que tiene como finalidad describir con agudeza un pensamiento satírico, burlesco y sarcástico, cuya temática está relacionada con la muerte.

Se escriben con la intención explícita de mofarse de alguna persona famosa o de algún acontecimiento político o cultural.

Considerada la calavera como una composición poética en algunas instancias donde celebran concursos de calaveras piden que los versos se presenten en cuartetas y versos octosílabos, pero no siempre exigen esos requisitos.

Las calaveras son versos festivos que, en la víspera del Día de Muertos y durante éste, suelen repetirse o componerse en forma de epitafio, satirizando los defectos o las virtudes en forma de vicios de los personajes vivos, si bien presentados como ya difuntos.

Lo usual en estas composiciones es que sean ligeras o muy irreverentes, sin consideración a la jerarquía social o a la importancia política de los personajes representados. La costumbre tiene sus orígenes en la época colonial y se encuentra relacionada, vía España, con ciertas expresiones de religiosidad de la alta Edad Media, como la Danza Macabra o Danza de la Muerte. Se enriquece en estas tierras con elementos prehispánicos.

A los dibujos caricaturescos, descarnados, huesudos, cadavéricos que suelen acompañar a estos versos, se les denomina también «calaveras». En la época novohispana, las calaveras se hallan casi por antonomasia vinculadas a la madre Matiana, a la que se atribuían profecías y epitafios que se transmitían oralmente.

Por lo que se sabe, Matiana era natural de Tepozotlán, y era llamada Madre Matiana o del Espíritu Santo cuando realmente no era monja; jamás profesó. De hecho entró en el Convento de San Jerónimo para servir de criada a una religiosa que sufría de demencia.

Su santidad estaba fuera de dudas pasaba las noches enteras en oración. Incluso se decía que hacía milagros y avisaba sucesos futuros, lo que muchos teólogos no tendrían por indicio de santidad, antes bien de tácita o expresa invocación diabólica.

La censura colonial prohibió la libre circulación de las calaveras en las gacetas y otros medios impresos, por considerarlas irreverentes. No sería sino hasta el siglo XIX que las calaveras empezaron a circular de nueva cuenta impresas. Las más antiguas aparecieron en 1849 en el periódico «El Socialista», que editaba en Guadalajara, Jalisco el médico italiano José Indelicato.

En la actualidad, las calaveras literarias sólo son versos satíricos que se dirigen entre sí, familiares, amigos o compañeros de trabajo, son creadas por el pueblo para burlarse en vida de los políticos ladrones, los funcionarios corruptos y de la propia muerte. Existen muchos concursos de calaveras, en los que los participantes dan rienda suelta a su imaginación, pero se alejan del sentido literario de las calaveras.