BUSCANDO UN LUGAR DONDE PARAR…

Musa Peregrina

Estábamos en pleno corazón del verano y nos ocupamos únicamente de sonreír, cerramos los ojos y jugábamos a ser pájaros sólo rozando nuestras manos…

Todo lo demás se marchó y volvimos a encontrarnos, después de aquella ocasión en la que exageramos los besos y construimos nuestra galaxia. Finalmente, nos doblegamos cómo peón de ajedrez.

Lo he pensado en todo este tiempo de encarnación, quizá sea la costumbre de mantener la mirada fija al frente lo que nos hace permanecer juntos, el hambre de las heridas de sanar al aparecer tú, al aparecer yo.

Fue entonces que una noche, en aquella habitación, se escuchó la canción que no escribimos, pero que si la vida fuese justa, nos pertenece…

Los viajeros en el tiempo vagamos en busca del destino, uno en el que solemos crear universos paralelos, circunstancias en las cuales el amor sea una celebración incesante.

Recostados en la cama me dijiste que la tierra es de quien la trabaja.

Le añadiría que también es de quién, a corazón abierto, así como el de nosotros, se entrega a la invasión y baja las armas, ante aquel otro ser que le hace sentir y demuestra a cada instante que le ama.