Suave, sin prisa

Adán Navarro

Suave, sin prisa, enternecidamente lento, como el espacio de la luna, como ese fuego incandescente que sale de tus ojos, que alimenta mi esperanza y me ilumina, caricia delicada, casi párvula y sin el aroma de la rosa, sin el estrepitoso gemido de los cuerpos que buscan su cercanía, no solo la molécula del aire matinal, no solo el pequeño aletear de los colibríes, que interrumpen el aire lento de la mañana, perfecta sombra que tu mano me describe en círculos que van cayendo en espirales, en un vaivén tan lentamente cadencioso, que casi lo siento paralizado, no avanza la mañana y la timidez del día ruboriza tu cara, estas ausente en el crepúsculo de la ensoñación y yo contigo, perdido en esta incredulidad que tiene manzanas por desayuno, que toma cada pequeño detalle y lo hace magia, que lento corre este momento, en que de alguna manera nos vamos diluyendo.